Esta señora a parches con grandes ojos se llama Solete. En Enero de este año comenzó a vivir en nuestra casa.
Solete tiene ahora mismo unos 5 años, y 4 de ellos ha vivido en la protectora de gatos Equipo Bastet.
Esta es mi primera vez que convivo diariamente con un gatete, aunque he tenido vínculo frecuente durante mucho tiempo con otros gatos, mi día a día ha sido con perretes, las interacciones y atenciones son muy diferentes.
Nos advirtieron desde la protectora que esta señora podía ser un poco miedosa y asustadiza. La primera semana fue una vida bajo el sofá y se agenció una silla como su base de operaciones. Por las noches efectuaba una intensa patrulla a lo largo de la casa. La primera noche, tras el ladrido de la perra de un vecino, me la encontré en lo más alto de una estantería.
A la semana y media nos hicimos con el juguete providencial, palo de madera, con hilo atado a un ratoncito con plumas. Escondiéndolo, forzando a que salte, haciendo que se tire a por él, moviéndolo con violencia, su forma de jugar es muy activa y salvaje. Usando también el transportín y los arañadores como elementos de juego. A partir de ahí la confianza aumentó.
Tras ello empezaron las peticiones de mimos. Por mi parte los conseguí mediante el juego, luego empezó un ritual de movimientos en el que yo me sentaba en el suelo y ella me daba vueltas en círculos. A partir de ahí la pude acariciar dentro de sus términos. Cuidado cómo dirijas la mano o te llevas un ¡PAM! ¡Zarpazo!
También hay veces que cree que mis brazos miden dos metros y me pide caricias a distancias absurdas.
Lo otro es que es golosilla, es bastante embaucable con chuches y paté. Y ha sido una suerte, porque como no nos deja agarrarla, hubiera sido imposible en las visitas que la hemos llevado al veterinario.
Tras tres meses, ya se mueve por toda la casa, pide juego y golosina en las horas que se ha acostumbrado, nos canta diana a las 7 de la mañana, y a la hora de comer y cenar se tumba al lado a ver la tele con nosotros. Los avances han sido muy grandes.
También se enfada con su propio reflejo, alguna madrugada ha estado gruñéndose a sí misma hacia el cristal de una vitrina, estamos trabajando en ello.
Próximamente lo que quiero grabar es un archivo sonoro de sus maullidos, porque son realmente muy bonicos.
Pero, antes de terminar, no os he comentado uno de los grandes secretos de Solete: ¡Tiene un culete de dos colores!
Las aventuras con Solete no han hecho más que empezar.